He visto "El Informe Gólgota" y es... para olvidar.
Hay películas que llegan sin avisar y te abrazan con la tibieza de una tarde de domingo. Hay otras que te despiertan con la brutalidad de un café frío. Y luego está "El Informe Gólgota" (Die Akte Golgatha), una producción alemana que navega en esa zona gris donde el entretenimiento dominical se encuentra con preguntas que la humanidad lleva haciéndose desde hace dos mil años.
Veredicto.-
Ver "El Informe Gólgota" es como encontrarse con un predicador callejero que además es tartamudo: reconoces su mensaje, pero te irrita profundamente la forma en que te lo está transmitiendo. La película es objetivamente terrible y, por si fuera poco, participa de una conversación cultural más amplia en la que cada vez hay menos espacio para la trascendencia.
¿Es entretenida? Ni por asomo. ¿Es competente? Solo si tu baremo son los telefilms de sobremesa. ¿Es inocente? Ni por asomo. Es un producto fallido de su tiempo, diseñado para espectadores que han aprendido a conformarse con migajas audiovisuales siempre que vengan acompañadas de una pizca de polémica religiosa.
Al final, "El Informe Gólgota" te deja con la sensación de haber perdido 90 minutos de tu vida viendo algo que pretende ser más importante de lo que realmente es. Es arqueología ficción barata para una era que ha perdido el misterio, teología para ateos sin presupuesto, fe para incrédulos con pocas luces. Un thriller que no emociona, no convence y, por si fuera poco, no entretiene.
Producción alemana para la sobremesa de los fines de semana. Está bien producida, como no podía ser de otra manera (manual en mano), pero tanto los diálogos, como las interpretaciones, como el propio guion, dejan mucho que desear.
Perfecta para la siesta.
Valoración #JaviFlim: 3,0
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