
Un amigo me dijo hace mucho tiempo, con respecto a una movida muy seria que tuvo con su jefe y que le costó el empleo, que él no iba a dedicar ni un segundo de su vida en la venganza, pero que la vida da muchas vueltas y que si el futuro le ofrecía la oportunidad, la aprovecharía. La verdad es que yo siempre he pensado igual. El que odia es el que, a la postre, lo pasa mal. La mayoría de las veces el odiado ni se entera o no le importa. Así que es mejor no perder el tiempo en odiar, pero si la vida te pone en bandeja la oportunidad de colocar las cosas en su sitio, por qué vas a negarte.