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jueves, 11 de septiembre de 2025

Nefarious: Cuando el demonio susurra verdades incómodas

Nefarious (2023)

Hay películas que llegan en el momento exacto en que las necesitas. Nefarious es una de esas obras que se presentan como un puñetazo en el estómago de la conciencia, especialmente para quienes percibimos que vivimos tiempos donde las líneas entre el bien y el mal se han difuminado hasta convertirse en una bruma gris e incómoda.

No es una película de terror al uso. Olvida los saltos en el asiento, los efectos especiales o las apariciones fantasmagóricas. Nefarious es algo mucho más perturbador: es psicología teológica pura, concentrada en noventa minutos de diálogo intenso que funciona como un bisturí que disecciona el alma contemporánea.

El poder de la conversación como arma narrativa.-


La premisa es aparentemente sencilla: un psiquiatra ateo debe evaluar la cordura de un reo condenado a muerte que afirma estar poseído por un demonio. Lo que sigue es un intercambio verbal que trasciende el formato cinematográfico para convertirse en un duelo filosófico donde cada palabra es una estocada dirigida a nuestras propias contradicciones morales.

La genialidad de la película radica en su estructura minimalista. Casi toda la acción transcurre en una sala de la prisión, con apenas dos personajes principales. Es el triunfo del guion sobre el espectáculo, de la palabra sobre la imagen. En una época saturada de estímulos visuales, Nefarious nos obliga a escuchar, a pensar, a sentir la incomodidad de enfrentarnos a preguntas que preferíamos no hacernos.


Cuando la ficción se vuelve profecía.-


Lo que más puede impactar de esta obra no es su calidad cinematográfica —que la tiene—, sino la sensación visceral de estar asistiendo a una radiografía de nuestro tiempo. El demonio que habla a través de Edward no es el típico monstruo cornudo del imaginario popular, sino algo mucho más siniestro: un analista lúcido de la decadencia moral de Occidente.

Sus reflexiones sobre el aborto, la eutanasia, la manipulación de las masas y la pérdida de valores fundamentales resuenan con una verdad incómoda que cala. No importa cuáles sean tus creencias religiosas; la película plantea cuestiones universales sobre la naturaleza humana y el precio de nuestras decisiones colectivas.

Nefarious (2023)

El coraje de la incorreción política.-


En un momento histórico donde el arte ha sido domesticado por las imposiciones ideológicas, Nefarious emerge como un acto de valentía narrativa. No busca complacer, no teme ofender, no se disculpa por sus convicciones. Es una obra que asume el riesgo de la controversia porque entiende que las verdades más importantes suelen ser las más incómodas.

La película toca temas que el establishment cultural (y todos) prefiere evitar o tratar desde ángulos "seguros". Aquí no hay medias tintas ni eufemismos. El discurso es directo, sin concesiones al relativismo moral que caracteriza a gran parte de la producción audiovisual contemporánea cargada de ideología woke.

Nefarious (2023)

Una experiencia emocional transformadora.-


Más allá de consideraciones técnicas —que son sólidas—, Nefarious funciona como una experiencia emocional profunda. Durante su visionado, uno experimenta una gama de sensaciones que van desde la fascinación intelectual hasta la inquietud existencial. Es una película que no te abandona al salir terminar de verla; se instala en tu mente y continúa generando reflexiones días después.

La interpretación de Sean Patrick Flanery como el poseído Edward/Nefarious es magistral. Logra transmitir esa dualidad perturbadora entre la humanidad del reo y la malignidad del demonio sin caer en la caricatura. Su presencia en pantalla es hipnótica, casi magnética, lo que hace que cada una de sus palabras penetre con la fuerza de una revelación.

Nefarious (2023)

El contexto de una guerra cultural.-


No podemos analizar Nefarious sin situarla en su contexto. Vivimos una época de polarización extrema donde cada obra artística es evaluada no por sus méritos estéticos o narrativos, sino por su alineación política. Esta película ha sido objeto de intentos de censura precisamente porque toca nervios expuestos de nuestra sociedad.

La división crítica entre profesionales y audiencia es reveladora: mientras los críticos especializados la han recibido con frialdad, el público la ha abrazado con entusiasmo. Esto sugiere una desconexión profunda entre las élites culturales (y las otras) y los espectadores ordinarios, una brecha que Nefarious evidencia de manera palmaria.

Nefarious (2023)

Aspectos técnicos al servicio del mensaje.-


Técnicamente, Nefarious es un ejercicio de contención magistral. La fotografía claustrofóbica, refuerza la sensación de encierro moral que experimenta el espectador. El montaje es deliberadamente pausado, permitiendo que cada palabra cale hondo antes de la siguiente revelación.

La banda sonora minimalista cede protagonismo absoluto a la palabra, una decisión arriesgada que funciona porque el guion es sólido. En un panorama cinematográfico saturado de efectos especiales, esta austeridad técnica se siente revolucionaria.

Comparada con obras como "El Exorcista" o "El Nombre de la Rosa", Nefarious opta por el terror psicológico puro, sin concesiones al espectáculo visual. Es más cercana al teatro filmado, y de eso entiendo bastante, que al cine comercial, una decisión que justifica plenamente mi valoración: alta calidad narrativa y conceptual, con algunas limitaciones en ambición cinematográfica pura.

Nefarious (2023)

La psicología del impacto emocional.-


¿Por qué esta película genera conversiones y confesiones, como he podido comprobar en múltiples testimonios? La respuesta está en su estructura psicológica. El formato de interrogatorio crea una sensación de intimidad incómoda, como si fuéramos nosotros quienes estuviésemos siendo evaluados. La cámara fija, los primeros planos prolongados y los silencios calculados generan una tensión que va más allá de lo cinematográfico para convertirse en algo casi terapéutico.

El demonio funciona como un espejo distorsionado que refleja nuestras propias contradicciones morales. Es la técnica del "abogado del diablo" llevada a su máxima expresión: confrontarnos con argumentos que, pese a venir de una fuente malévola, contienen verdades que reconocemos pero preferimos ignorar.

Por qué genera tanta polarización.-


La división crítica que ha generado Nefarious no es accidental. Basada en la novela homónima de Steve Deace, los cineastas Chuck Konzelman y Cary Solomon (responsables también de "Unplanned") han adaptado deliberadamente una obra que funciona como un test de Rorschach ideológico. La elección de este material fuente ya anticipaba la controversia: Deace es conocido por sus posiciones conservadoras y su crítica frontal al progresismo contemporáneo. Tu reacción a la película revela más sobre ti que sobre la obra en sí.

Para quienes compartimos una cosmovisión tradicional, la película resuena como una validación de nuestras preocupaciones sobre el rumbo de la sociedad. Para quienes abrazan el progresismo contemporáneo, resulta una provocación inaceptable. No hay término medio posible, y eso es precisamente lo que la convierte en una obra culturalmente significativa.

Nefarious (2023)

Reflexión final.-


Nefarious es más que una película; es un síntoma de nuestro tiempo y, simultáneamente, un diagnóstico de nuestros males. En una época donde el arte verdadero escasea, donde la mayoría de las obras buscan entretener sin comprometerse, esta película se atreve a ser incómoda, provocativa y, por encima de todo, honesta.

Mi valoración refleja no solo su calidad cinematográfica, sino su capacidad de generar conversaciones necesarias, de despertar conciencias adormecidas y de recordarnos que, en esta guerra que vivimos, la neutralidad no es una opción, porque no hacer nada ya es una toma de decisiones.

En una entrevista le preguntaron a Woody Allen que cuál era el secreto del éxito, a lo que respondió que no lo sabía, pero sí sabía que para fracasar solo había que hacer una cosa: tratar de contentar a todo el mundo. Esa es la dirección que la sociedad actual, desgraciadamente, ha tomado.

¿Has sentido alguna vez que el arte contemporáneo evita las preguntas realmente importantes? ¿Crees que existe espacio para obras que desafíen abiertamente el pensamiento dominante, o estamos condenados a un arte domesticado que no incomode a nadie? Cuéntanos tu experiencia: ¿Cuándo fue la última vez que una película te obligó a replantearte convicciones profundas?


Valoración #JaviFlim: 7,5

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