
El despertar en tiempos de Halloween.-
Aquí estamos de nuevo, en días de Halloween de 2021, y por casualidad he vuelto a ver esta película de 2013. La he revisitado porque, aunque apenas veo la televisión, alguna vez la pongo y justo acababa de empezar. No tenía ganas de buscar nada especial y la dejé seguir para entretenerme un rato. La recordaba entretenida y también inmersa en una época completamente dominada por los zombies.
Series como The Walking Dead o Z Nation, entre otras, estaban en su apogeo y esos años me sumergí en un torrente imparable de imágenes de Muertos Vivientes. Hasta en Los Simpson aparecieron sus "mascadores" en La Casa Árbol del Terror XX, que precedió ligeramente a esta película.

Una nueva perspectiva en tiempos convulsos.-
Pero estamos en 2021 y en estos tiempos veo las cosas de manera muy diferente. Me encuentro como Neo al despertar y contemplar el mundo real como algo anteriormente impensable. Ya no tengo claro si lo que he aprendido a lo largo de mi vida es genuino o una construcción artificial. En fin, que son tiempos complejos y profundamente perturbadores.
El inicio inmediato del caos.-
En Guerra Mundial Z nos enfrentamos a que, súbitamente, surge de la nada una enfermedad que se transforma en pandemia de manera instantánea, convirtiendo a cada infectado en un zombie y propagándose a velocidad vertiginosa por todo el planeta.
Esta película arranca directamente en plena acción, lo cual es de agradecer enormemente. No necesita presentar exhaustivamente a los personajes, ya que se van revelando orgánicamente a lo largo del metraje.
Los zombies evolucionados: velocidad y organización.-
Una de las características que más me impactaron originalmente, la primera vez que la contemplé, fue que estos zombies eran extremadamente veloces y poseían la capacidad de organizarse colectivamente con un propósito común: atacar, eliminar y convertir a la población. Aquí nacieron "Los Castellers de Jerusalén", como los bautizamos cariñosamente. Si has visto la película, los identificarás inmediatamente y, si no lo has hecho, no te los pierdas. ☺
Estos no son los zombies lentos y torpes de antaño. Son criaturas que funcionan como una mente colmena, capaces de formar estructuras humanas para superar obstáculos imposibles. Es una representación visual impactante que genera una sensación de desesperanza absoluta.

El salvador designado y las instituciones "benévolas".-
Tenemos a un súper-macho como protagonista, Brad Pitt, dispuesto a arriesgar su existencia todas las veces que sea necesario para preservar al mundo entero. Curiosamente, es un experto investigador de las Naciones Unidas, cuyas funciones específicas permanecen deliberadamente ambiguas, pero lo reclaman para que regrese y ayude a salvar la humanidad.
A lo largo del film intervienen prominentemente la ONU, la OMS y las fuerzas armadas, así que, como era completamente predecible, estos organismos son presentados como "los salvadores" de la película, aquellos que se dedican exclusivamente a proteger a la población y buscar soluciones "científicas" para que la totalidad de la humanidad se preserve. Es extraordinariamente revelador cómo nos han ido condicionando gradualmente a lo largo de los años.
El subtexto inquietante.-
Lo que resulta particularmente perturbador al revisar esta cinta en 2021 es su capacidad para normalizar la respuesta autoritaria ante una crisis sanitaria global. La película presenta como heroicas y necesarias medidas que incluyen cuarentenas forzosas, evacuaciones masivas y el control absoluto de la información por parte de organismos supranacionales.
El personaje de Pitt no es simplemente un héroe; es el arquetipo del "experto" en quien debemos confiar ciegamente. Su autoridad moral deriva de su asociación con las instituciones globales, no de sus acciones individuales. Esta narrativa refuerza la idea de que solo los organismos internacionales poseen la competencia y legitimidad para manejar crisis planetarias.

La deshumanización del "otro".-
Más allá del entretenimiento, Guerra Mundial Z funciona como una metáfora sobre la deshumanización. Los infectados pierden completamente su individualidad, convirtiéndose en una masa indistinguible que debe ser eliminada para preservar la "humanidad verdadera". Esta dicotomía simplista entre "nosotros" (los salvables) y "ellos" (los perdidos) es profundamente problemática cuando se extrapola a contextos sociales reales.
La película sugiere que, ante una crisis existencial, la supervivencia justifica cualquier medida. No hay espacio para matices éticos o consideraciones sobre los derechos individuales cuando la especie está en juego.
Conclusión: entretenimiento con trasfondo.-
Guerra Mundial Z es, en superficie, una cinta de acción trepidante con efectos visuales impresionantes y momentos de tensión genuina. Brad Pitt ofrece una actuación sólida y el ritmo mantiene al espectador enganchado desde el primer minuto.
Sin embargo, bajo esta fachada de entretenimiento blockbuster, la película funciona como vehículo de mensajes específicos sobre autoridad, confianza institucional y respuesta colectiva ante crisis globales. No es casual que se estrenara en una época donde estos temas comenzaban a ganar relevancia en el discurso público.
Como producto cinematográfico puro, cumple su función de entretener sin pretensiones artísticas elevadas. Como artefacto cultural, merece un análisis más profundo sobre qué narrativas está promoviendo y normalizando en el imaginario colectivo.
¿Has notado también estos elementos inquietantes al revisar películas de años anteriores? ¿Crees que el cine zombie puede funcionar como preparación psicológica para crisis reales? Comparte tu perspectiva en los comentarios y exploremos juntos cómo el entretenimiento puede moldear nuestra percepción de la realidad.
Valoración #JaviFlim: 6,0
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