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Una película diferente. Y tanto. Para empezar es una coproducción España-China-Colombia-Francia-Alemania-Grecia-Italia-EEUU-Ucrania, lo que puede explicar el galimatías en el que Javier Díez Moro se ha metido. La película trata de contarnos, desde una perspectiva hiperrealista y poética, varias historias de varias personas que se conectan a un chat y se cuentas sus vidas. A veces reales, a veces falsas, pero siempre solitarias y escondidas tras las tres uves dobles.

La película me ha generado sentimientos enfrentados, aunque, al final, me he decidido por el no. Por un lado me ha parecido sosa y vacía, con muy malas actuaciones, malos diálogos y malas simulaciones de espacios Web (incluso para ser de 2012). Por otro, la música y el aspecto visual de videoarte o, incluso de videoclip, me han llamado la atención.

Está rodada en varios idiomas, inglés y chino incluidos, por lo que los saltos entre el español, el español latino y los subtítulos, genera algo de lío mental. Pero según ha ido avanzando la película he llegado a la conclusión, con todos mis respetos, que el cine es otra cosa. Vale que, si quieres, te puedes lanzar al vacío con un tipo de cine experimental con planos artísticos y pintura visual. Vale que puedes liarla con un montón de personajes, que casi hace falta un cuaderno para seguirles la pista. Con todo y con eso, una película debe tener un hilo conductor. Algo que haga coherente lo que estás viendo, aunque individualmente las historias no se crucen o se crucen poco. Esta película no tiene eso. Tiene mucho de cine alternativo, poesía visual y videoarte y, desde luego tiene mérito haberla hecho con tan poco presupuesto (creo que el inicial era de 14.000 euros y se terminó por unos 30.000 euros, lo que es claramente difícil).

No, no me ha gustado y no lo ha hecho porque considero, como he dicho antes, que el cine es otra cosa. Si quieres participar en un festival de videoarte, hay muchos y muy variados y si quieres hacer una película visualmente poética, hay algunas reglas del cine que no se pueden romper. Probablemente habrá un tipo de público encantado con este tipo de cine diferente, que disfrutan de las imágenes sin pensar en lo que les están contando. Ese tipo de cosas también me gustan y, de hecho como fotógrafo y videoartista, también las hago, pero no las metería en un largometraje solo por el hecho de hacer "algo diferente".

Valoración #JaviFlim: 3,5

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