Babadook

William Friedkin, director de El Exorcista (1973), ha afirmado: "The Babadook es la película más aterradora que he visto jamás."

La película es extraordinaria, pero creo que no es para tanto. Al contrario de lo que opina la mayoría del público me parece que The Babadook es sensacional y eso me coloca con las mismas opiniones que la crítica especializada, lo que no tengo claro que sea bueno. El film consigue una atmósfera que hacía mucho tiempo que no vivía y está apoyada por unas actuaciones y una dirección soberbias, pero no es la más aterradora que he visto jamás.

La película empieza con un accidente de tráfico vivido desde la experiencia personal de la protagonista. Una escena a cámara lenta que te pone los pelos de punta. Tan real como esos anuncios que nos ponen en la tele para mentalizarnos de lo peligroso que es conducir. Y ese es el principio de todo. Un matrimonio con un hijo tienen ese accidente y el padre muere en él. Se quedan la madre y el hijo en un caserón grande, tratando de salir adelante y superar la pérdida. El niño tiene una personalidad "rarita" y una rabietas, contestaciones y actitud dignas del máster del mejor psicólogo infantil del planeta.

Babadook es una historia del miedo. De miedo de verdad. Del que se te mete dentro. Como he dicho antes la atmósfera que se crea en esa casa es extraordinaria. Mientras madre e hijo viven una vida lo más normal posible, con los múltiples problemas de personalidad que tiene el niño, que no tiene amigos y sus familiares no lo quieren ni en pintura, una noche la madre le dice al niño que puede elegir el libro que le va a leer antes de dormir. Aparece un libro con desplegables muy chulo que cuenta la historia de Babadook. 

Como si de una nana cualquiera... “Duérmete niño, duérmete ya, que viene el Coco y te comerá...”, Babadook es el mal sin sentido y sin motivo. El mal por el mal. Con su propia cancioncita "Baba-baba-baba-Dook! Dook! Dook!" y, sin prácticamente salir en escena, se hace con el total y absoluto protagonismo de todo adentrándose en los miedos de madre e hijo y poniendo en serio peligro sus vidas.

Hacía mucho tiempo, desde Freddie, Candyman o Hellraiser, creo yo, que el malo no tenía tanto protagonismo. Si hay algo que se pueda decir en contra de esta película es la previsibilidad. No hay demasiadas sorpresas y lo que pasa es lo que tiene que pasar. Sin embargo las interpretaciones, destacando especialmente al niño, Noah Wiseman, que lo estamparías contra la pared y eso solo es posible gracias a una interpretación magnífica, son de lo mejor que he visto últimamente. La dirección, con una puesta en escena de primera y la fotografía, que es igualmente buena, hacen que esa previsibilidad pasen a un segundo plano y disfrutes de la película plenamente. 

Jennifer Kent se estrena en el mundo del largometraje con esta ópera prima de alta calidad (los premios recibidos así lo confirman). La película está inspirada en un corto que la propia Jennifer Kent dirigió en 2005 y que te dejo aquí para que lo disfrutes.

Al final el film expresa muy bien el significado psicológico del miedo, la pérdida y el duelo y nos habla de nuestros miedos internos. La he disfrutado de verdad. Me ha parecido muy buena y le perdono la previsibilidad y sintiendo coincidir con los críticos, le doy buena nota.

Valoración #JaviFlim: 6,5

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